sábado, 10 de mayo de 2014

CRÓNICA DEL DOMINGO 4 DE MAYO EN EL TREBUFESTIVAL

El fin de semana pasado (2, 3 y 4 de mayo) se celebró en Trebujena (Cádiz) la VII edición del Festival de Música Callejera, el Trebufestival.
El domingo 4 de mayo me pude acercar hasta la localidad gaditana para disfrutar de lo que acontecía. Llegué a eso de las 14:00 horas y la primera impresión fue el percibir una explosión de colorido en sus calles, adornadas para el evento y con el añadido de la multitud de puestos que conformaban un mercadillo muy especial. Con una oferta amplísima que abarcaba desde los más clásicos de collares, pendientes y demás, pasando por artesanos diversos hasta quioscos de pescado frito.




        
    La primera parada fue en la plaza de España para disfrutar de Bonaflaira, que como ellos mismos dijeron a los allí presentes, quiere decir buen olor, y desde luego es lo que desprendían también en lo musical, con tintes de reggae, folk, música celta en una agradable amalgama coronada con una voz algo rasgada y desenfadada de Ángel Reifs y con los arreglos de flauta consiguen ese aroma especial.




  
            La gente lo percibía y muchos nos congregamos para seguir las vicisitudes del grupo. Nos dijeron que venían del Pirineo Catalán (Girona), y encantados de estar en el Trebufestival. Servidor les compró un CD para ayudar a financiar el viaje al menos.

      Un poco más adelante, en otro escenario que había en la Plaza de Abastos, terminaba la actuación de El Imaginario, un grupo fusión de múltiples raíces, jazz, brasil, flamenco, etc… y lo único que me dio tiempo escuchar fueron unas armonías vocales que conseguían crear una atmósfera peculiar… Imaginada.



            Volví sobre mis pasos y me encaminé hacia la calle Larga, a un escenario que estaba frente al bar Litri, me encontré con Malamañana y pude comprobar quiénes eran los dueños de la calle con sus ritmos que sonaban a rumba catalana, pero con toque gaditano que le daba un colorido muy auténtico. Buen sonido del grupo incluso con la voz rota de Pablo Lobo, que me atrevo a decir que le daba garra al asunto y lo que si tenían eran muchas ganas de agradar a los que estábamos allí. Lo corroboran la cantidad de personas que se arremolinaron y se arrancaron al baile, palmas y jaleos.










            Después de una parada técnica (con refresco ya que después tenía que conducir), me planté de nuevo en la Plaza de Abastos y me encontré con los Here & Now, grupo que fusiona sonidos electrónicos con músicas del mundo desde reggae hasta sones balcánicos y eso si… con tirón, mucha gente bailó incluso bajo el sol abrasador que daba allí en ese momento y entre todos y todas se consiguió que incluso subieran más las temperaturas. Servidor pudo escuchar entre otros un tema que hablaba de África, una verdadera declaración de intenciones de la filosofía del grupo y creo que en general de todo el público que congregaron. La música es algo vivo y la creación de nuevos sonidos a partir de otros ya existentes es tan natural como la vida misma y es algo que consiguen los Here & Now con mucha intensidad.













 
            Cerca de allí, en la plaza Don Antonio Cañadas, al lado del bar El Cura, había otro escenario donde Perro Mental se disponía a comenzar su actuación. Con sonidos más clásicos de ska, rumba, rock o reggae y la dulce voz de Marta llenaron el ambiente de retazos de otros tiempos pero con un toque renovador. Gran banda con gran respaldo instrumental, de hecho son en total siete componentes que logran coquetear de una manera muy personal con los ritmos de siempre.





             Después de otra paradas técnica (esta vez no me pude resistir a una cerveza y una tapa de caracoles), un poco más adelante, al final de la plaza de Andalucía seguimos con otro viaje en el tiempo, esta vez de la mano de Cromática Pistona, con sonido me atrevo a decir de pequeña gran Big Band, y aunque el sol caía implacable, calentaron el ambiente más si cabe con sus ritmos bailables… porque aunque calor si que hacía, valía la pena aguantar un poco y escuchar su música y ver su puesta en escena. Una pequeña gran banda con mucha garra.









            Regresé por donde había venido y me paré en la plaza Federico García Lorca, en un escenario a los pies del bar Escalerita, me encontré con Los Vivos. Tienen un sonido fusión de diversos estilos, pero me sorprendió el puntito chirigotero que daban, ni que decir tiene que son de Cádiz. Y vivos corroboro que estaban, no veas como levantaron la plaza.







          
  De nuevo en la calle Larga, en el bar Litri, pero esta vez con una novísima banda granadina, ya que debutaron dos días antes, y bien que hacían gala de su nombre, Etno-Fusión, porque engloban muchos estilos y una gran paleta de sonoridades, lo dicen los instrumentos musicales que abarcan: piano, violín, guitarras, bajo, percusiones, voz y saxofón y los estilos que tocan; flamenco, jazz o celta entre otros. Impresionaron al respetable.



            En el escenario de la plaza de Abastos desgranaban sus acordes los Groove on Woods, con sonidos cercanos al folk pero con influencias pop, rock e incluso blues. Aguantaron y aguantamos un calor de justicia para ofrecer su sonido intimista a los que nos acercamos, mucha personalidad y mucho que ofrecer en el panorama actual.




            Me iba acercando a la plaza del Altozano y sorprendían las notas rockeras y bluseras que flotaban en el ambiente, cuando llegué me encontré con Heredians, grupo que por lo que pude comprobar, es de lo más auténtico que hay en cuanto a rock y blues en bandas emergentes y ojo, con composiciones propias. Por cierto, los tendremos próximamente en el Territorios Sevilla 2014.





            En el escenario del bar el Cura me encontré con Cucaracha Dandí, veterana banda malagueña de múltiples estilos como el pop, rock, ska, etc… con un gran bagaje a sus espaldas y eso se nota además del sonido en como llenaban el escenario y hacían participar al público.








            Los Farelli estaban al final de la plaza de Andalucía, con bastante calor todavía tanto climatológico como de seguidores, ya que son de Sanlucar de Barrameda, pueblo vecino y además tocan un rock sin fisuras, de sonido demoledor que invita a escuchar lo que ofrecen y al meneo.





  Finalicé la jornada en la plaza Federico García Lorca, escuchando los Madrid Manouche Family con sus acordes a lo Django Reinhardt y llenando la plaza con la razón de ser de la banda, tocar en la calle para todos los públicos, en este caso con auténtico sonido Gipsy Jazz Band, si en ese momento cerrabas los ojos te transportaban a los años 30 del siglo pasado. El grupo me impresionó además porque el Trebufestival era parte de su particular gira callejera, una forma de sacar la cultura a la calle y que no sea de unos privilegiados solamente, aunque algunos se empeñen en lo contrario.






            En general me pareció impresionante el evento, y eso que sólo viví una de sus jornadas. Mucho colorido, mucha aceptación, no en vano es la VII edición, daba gusto ver tanto a gente del pueblo como a foráneos.
Algunos fallos técnicos en cuanto a sonido pero por otro lado es el encanto que tiene la calle, el directo más directo, el hago lo que hago y aquí estoy. También por supuesto virtudes como el cumplimiento de los horarios, al menos en lo que yo viví, casi todos los grupos empezaron cuando tenían que hacerlo.
Sólo me queda felicitar al Ayuntamiento de Trebujena como organizador del evento y a la multitud de colaboradores, que los habrá y no sé sus nombres. Al margen de luces y sombras, de fallos y virtudes, llegar a la VII edición de un evento cuyo protagonista es la música callejera, en un pueblo de unos 7000 habitantes y que haya tantos beneficiados en mayor o menor medida es digno al menos eso, de felicitación y de que todos y todas tomemos nota. Todo es mejorable, pero el hecho está ahí y bastante palpable.
Bueno y un par de cosas más, para la próxima edición intentaré empaparme el festival enterito e invitar a todo el que pueda para que no te lo cuenten…. Para que lo vivas.